Como vuestro deber es enseñar cada día a vuestros discípulos a conocer a Dios, instruirlos en las verdades del Evangelio y enseñarles a practicarlas, tenéis que estar vosotros mismos plenamente llenos de Dios y abrazados del amor a su santa ley, para que vuestras palabras surtan su efecto en vuestros discípulos.

Med. 100. 2 – Aportes de Juan Bautista de la Salle (1651-1719)